miércoles, 4 de mayo de 2011

Prólogo


Prólogo
Me desperté confundido en una habitación oscura sin saber que había pasado, lo primero que pensé fue Ángela; que paso con ella y con Mike, mi mente era un remolino de confusión pero tenía que actuar, me intente poner de pie pero un profundo dolor en mi costado derecho me impedía moverme, quedándome sentado en la cama mi mente empezó a trabajar mandando señales a todo mi cuerpo, diciéndome que me calmara y que analizara la situación.
La habitación no era muy grande de unos 3 metros cuadrados, estaba la mayor parte a oscuras solo unos pocos rayos de luz se asomaban por unas rendijas justo enfrente de mí, la luz era suficiente para poder observar algo, mire a mi alrededor; alcance a ver una mesa vieja y roída por el pasar de los años, sabía que hacia demasiado tiempo nada había tocado la mesa ya que una gruesa capa de polvo la cubría, imaginaba cuando fue la última vez que alguien había estado en ese cuarto, oscuro y solo, al otro lado de la cama había un librero vacio lleno de polvo y telarañas, alcance a ver una pequeña araña pasando por su red llena de insectos muertos, al parecer las rendijas hacían que pasara la humedad a el cuarto y eso atraía a los pequeños insectos que no se daban cuenta de la trampa mortal de la araña, deje de observar justo cuando la araña estaba por darse un manjar con un desafortunado mosquito; para ver que una puerta vieja se estaba formando atreves de la pared, se escucho como un montón de ramas crujiendo y moviéndose por un largo minuto que pareció eterno, por fin termino de aparecer dejando un eco a través del cuarto como dando el último suspiro recordando que hace apenas unos instantes no estaba. Se abrió con un fuerte estruendo, y casi al instante una figura humana se dibujo atreves del polvo causado por la puerta, la figura humana avanzo solo unos pasos y se coloco enfrente de la cama.
Era una mujer.
Tenía una belleza impresionante pero llamaba la más atención su cara llena de furia, sus ojos rojos inyectados de sangre. La boca cerrada con fuerza en una mueca que la hacía ver como una asesina serial y eso parecía, por el filoso artefacto fuertemente adherido a su mano; parecía que quería encarnarlo.
Mi mente trabajaba rápidamente analizando la situación, viéndola a ella, derramando saliva como una loca que acababa de escapar del manicomio pero en un instante la reconocí, era Ángela pero no parecía ella misma sabia que algo estaba pasando y que no era nada bueno.
Ella me miro con esos ojos rojos que parecía que veía la muerte en cada cosa que se enfocaban y emitió un grito, una especie de lamento sanguinario, en seguida se abalanzo sobre mí.

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